sábado, 13 de enero de 2018

"XLI"



Canciones de animas”

Marcan las cinco de la tarde,
el sudor caía sobre sus pechos,
sobre su cuerpo,
sobre su alma.

Una borrachera de pasión
a plenas cinco de la tarde,
sin decir nada,
un beso
se coloco en su piel
en plena tarde.

Él desconocía todo,
ella era experta en poco,
saboreaban el sudor
y ellos se revolcaban,
para el placer no hay día,
ni reloj.

No era amor,
solo desenfreno
susurrando sus nombres
sin matrimonio,
sin papeleo,
sin mañana
solo las cinco de la tarde.

Eran las cinco de la tarde
su alma lastimada
buscaba en su desierto un oasis
que encontró en un hombre,
empujada por el tiempo,
empujada por el dolor
Y el sudor caía, sobre su cara lastimada,
eran las cinco de la tarde.

Era un placer de fantasía
un hombre que se iría,
un niño que enamoro,
una se desahogo,
Una mujer mayor.

Un niño víctima
del placer,
sin amor,
solo el dolor de su anima,
su cara lastimada.

La mujer que nadie amaba,
una estrella sin luz,
un artista sin escenario,
a as cinco de la tarde llovía el sudor.

En el sillón,
en la cama,
en la sala,
el reloj que no paraba
una mujer totalmente desnuda,
un aprendiz a las cinco de la tarde,
llovía el sudor ayer,
una mujer desdeñada por el tiempo.

Eran las cinco de la tarde
buscaba en su desierto un oasis
que encontró en un hombre
empujada por el tiempo,
empujada por el dolor
y el sudor caía, sobre su cara lastimada
eran las cinco de la tarde
y las rosas a flor de piel sentían.


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