Querido Señor Política, la
noche de ayer usted visito mi burdel, en el municipio de Mejicanos “El Blue
Dragón”, espero lo recuerde, pues dejo su billetera aquí. Llamé a unos cuantos
de sus amigos los diputados, los representantes, borrachos y payasos del circo
de nuestra patria, me dijeron que se fue con la puta hipocresía y la puta
extorsión al “Castillo”, jamás lo vieron el resto de la noche.
Salí a buscarle, por unas
calles que sé que frecuenta, (ya que soy hombre honesto), llegue al motel “El
Castillo”, el portero me indico que se fue rápido, y solo encontré a Doña
Democracia que se me ofreció por un par de billetes americanos, y me negué ya que,
¿qué tipo de hombre seria si, sabiendo que mi esposa está en el segundo turno
en la maquila, me fuera con una prostituta?, (ya sabe cómo somos los pobres)
camine hasta llegar a una escuela, pregunte pero solo me dijeron que usted solo
dejo un vaso de leche (logro de gestión) y que si lo encontraba que le dijera
que ya no hay libros.
Camine por el bulevar que tiene dos nombres
(otro logro de gestión), llegue a la villa “candidatos” y Don Alberto
Delincuencia me quito los zapatos y eso que llevaba la biblia, seguí mi
búsqueda, hasta llegar donde las viejas Gritonas de Religión, las gritonas
olvidadas (las iglesias), que nunca sus plegarias son escuchadas por usted, que
nunca han sabido de usted, pero usted si de ellas.
Supe de un amigo suyo llamado
Carlos Justicia y le conté del atraco, se rió en mi cara, le abofetee y me
llevaron preso.
Estuve dos días en bartolinas,
por honesto, por sincero, por fiel, pero ¿adivine?, que ya no lo seré más, me
acostare con su esposa, su hija, le golpeare la cara, manchare sus símbolos,
quemare sus billetes, este es mi pueblo y esta es mi ciudad, Señor Política,
esta es mi carta para avisarle que no hubieron cambios, ni en cinco, ni en
veinte.