Quisiera poder escribirte un poema a diario,
quisiera darte un ramo de rosas a diario,
Poder ver tu rostro luminoso
y puro cada mañana,
lleno mi cabeza de textos y letras
palabras vacías de contenido abstracto,
pero no estoy mas vacío que los libros de la polvosa estantería de mi abuela.
La luz se cruza en mi camino y me lastima,
una criatura nocturna me he vuelto y la única luz que soporto es la tuya,
el ungüento que pones a mi espalda cada tarde es precioso
es un bálsamo curativo y verde,
su olor no es el mejor, pero el azufre puede ser mucho peor
desde mi cueva veo las estrellas y te recuerdo veo a orión empuñar su espada
y corta el cielo con la riqueza y sabiduría que solo el firmamento conoce
veo los libros de mi estantería y quisiera poder tenerte en mis piernas para leerte
aquellos poemas, y los cuentos de criaturas malignas que aterran pueblos
de magos y brujos, de lucifer y astaroth, desde que deje mi ducado vengo a esta cueva,
habitación oscura pero reconfortante,
quisiera a diario traerte flores de mi parnaso,
donde Orfeo de la lira cuida a su Erudice.
No me arrepiento de las cosas de mi ayer, si condene a mas de alguno fue por su culpa,
mi trabajo me demanda el tormento de su alma,
las caricias de su ira, las palabras de su odio,
lleno mi cabeza a diario de un conocimiento poco practico,
inútil dirían algunos, con su limitada concepción de la justicia divina,
bebo la sidra y los espejos me hablan y me recuerdan el paralelo mundo del que vengo,
si Dios me viera, tuviera lastima, pero como puede, pero no quiere, no le importa.
Soy una criatura mitológica, un demonio dueño de un ducado infernal,
propio de satan o belcebú, bebo la ayahuasca a diario
y te veo en mis ilusiones,
llevo rosas rojas y ondulantes lirios a tu casa,
te hago mía y tu curas mi heridas alas,
quisiera ver la luz de la mañana en tus ojos,
era un príncipe y ahora un extraño.
En medio de botellas, libros, húmedas estanterías viejas,
entre candelabros y gatos negros, cuervos, putrefacción y tormento,
llega tu bálsamo a mi vida, el bálsamo de la virgen,
el bálsamo de tus manos, tus tiernas piernas que caen en mis garras,
quisiera traerte flores, pero solo soy extraño que quisiera cambiar de estado.