domingo, 27 de enero de 2019

"Solo"




Tú aroma quedo en mi cuero,
desnuda mi sensación
se ha vuelto de hierro.
A oscuras busque tus caderas
pero solo encontré
el susurro de la seda
de tus medias,
para mi soledad busque tus toallas
pero del closet sacaste hasta mis corbatas.

¿Cuándo volverás?
saliste de madrugada
¿cuándo llamaras?
te llevaste el anillo de mi abuela,
el corazón de un hombre bueno,
los secretos de mi sinceridad.

Te perdí en un sueño,
te encontré en un viejo cobertor
acurrucada, llorando una pérdida,
me contaste tu tristeza 
y yo abracé tu cuerpo contra mi pecho,
olías a flores.

Te fuiste mientras te escribía unos versos
para amarte esa noche. 

domingo, 13 de enero de 2019

"A los píes de la montaña"





Se para la montaña 
y levanta las manos 
deteniendo el viento,
cortando el paisaje con brusca palabra
se estira la montaña
y los cantones abajo tiemblan.

Caminamos por las sendas 
de este viejo camino 
donde caminó el compadre,
donde laburaba la mula tirando la carreta.

Con el machete envainado
prendido de la bolsa de mimbre 
donde llevaba el chocolate, el maíz,
el trago que alegra la noche,
la gallina amarrada para mañana,
la verdura y los clavos de olor
con la canela de raja que me pidió
la vieja Marta.

¡Que caliente la tripa el aguardiente!
agarrando el guacal  y haciendo la mezcla 
de arenilla y cemento,
arrogante la plomearía
que aprendí en lugar de jugar,
el negro me enseño que es bueno tener un oficio. 


Cae la noche y a pie de la montaña
se prenden los candiles y la música 
que permanece expectante de domingo a jueves
encuentra un santuario entre los oídos alegres
que trago a trago 
ríen y celebran los amaneceres de la Rosa,
donde no importan mis manos ásperas,
no importan porque encontrare un amor
y violentamente tendré un beso de tus labios rojos
alegría a pie de la montaña,
y valdrá la pena sobre llevar el albur de tus caricias,
a los pies de la imponente montaña.





domingo, 6 de enero de 2019

25/12/18



Es mi veinticinco de diciembre,
acostado entre risas, recuerdos
de parques, ponches y pirotecnia
pensaba en tu nombre,
en tu collar desgarrado y en la camisa que usabas habitualmente.

Es mi veinticinco de diciembre
y entre las cosas que extraño
tú inocente alegría
y la sonrisa que me provoca decir tu nombre,
en qué debí haber cerrado mi puerta hace meses.

La nostalgia me invade
en una imparable bebida navideña
y entre el olor a pólvora barata,
encuentro el carmín de tus labios
y el aroma imperfecto de tu cuello,
sé que si te llamo esta navidad
lloraras por mi recuerdo,
por el daño
y querrás que hagamos un encuentro,
pero no lo haré,
porque aunque te extraño
vale más mi orgullo navideño,
vale más escuchar a Aniceto
junto a la sonrisa que me provoca
el amor filial.

Es veinticinco de diciembre y más
allá de las mentiras
te recuerdo con cariño.


09/12/18



Un punzón clavado en el pecho,
una mordida certera al cuello,
un beso sangrante
que se derrama por tus labios
pintándome de sangre
y recuerdos que no volverán.

Un cuaderno que guarda tus palabras,
una figura espectral que acaricia
mi cabello
mientras duermo en tu regazo,
mientras sueño y me cobijo
en tu recuerdo.

Hoy igual que enero,
mañana igual que febrero,
me sentaré con mis sepultores
a hablar de ti,
a tomar cerveza mientras cavo
mi tumba terrenal,
espero que esto sirva como adiós,
que sirva como la despedida cálida
qué nunca nos dimos.

Ahora me sentaré en la esquina de mi cama,
escucharé un par de canciones
y hablaré con una amiga de ti,
de tu sonrisa, de tu cabello
y de nuestras tardes juntos,
de la vida que no fue,
y los recuerdos que son,
gracias y adiós.