Ubicada en el pueblo Opresor, ciudad Castigo, en el país Celeste, se encontraba una vieja cabaña,
que años atrás había sido el lugar de encuentro de dos compinches de una
batalla entre dos bandos guerreros.
Ya anciano un viejo ángel decrepito por la
edad, con las “canillas” frágiles y las alas un poco desplumadas por las
batallas; se sostenía en pie con un bastón, que en una época el presidente de
apellido Luz le dio por reconocimiento al haber ganado quinientas batallas y
haber ayudado en otras doscientas en las cuales participo como espía de
reconocimiento en los campos de la ciudad vecina, de todas estas hazañas
impresionantes solo quedaba un viejo bastón de luz , proyectada por medio de un
diamante que encerraba un pequeño universo dentro, era una baratija divina, una
sobra de lo que el presidente pudo dar este insignificante ángel mas.
El ángel tenía una rutina
común de ancianidad, despertaba, retozaba en su cama, se levantaba, arreglaba
su pieza, bajaba los rechinantes escalones como sus huesos, hasta la
cocina, ponía una vieja olla de café,
abría las ventanas con el esfuerzo de las batallas, entraba el pan que dejaba
colgado en la puerta un niño con alas en las sandalias, lo ponía en la mesa y
preparaba un huevo revuelto con chile verde y quesillo, sacaba de su gaveta una
torta de yema para acompañar su festín. Llegada la hora de la tarde, se sentaba
al a luz de las ventanas en su mecedora de madera hecha a mano que trajo de la
tierra en una de sus batallas.
La vieja cabaña en sus mejores
días era toda una maravilla a la vista, hecha con ladrillo cocido, pintado con
cal y techo de teja naranja, con una puerta de madera con detalles en las
esquinas hechos con las manos que construyeron la torre de babel, dentro una
sala sencilla con unos sillones muy bien cuidados, un mueble babilónico donde
estaba el televisor (invento universal), tenía en dos de las cuatro paredes
unas pinturas sumerias y en las dos restantes tenia recuerdos de sus nietos
olvidados, fotos familiares de aquellos que lo olvidaron, en la cocina había un
trastero con las ollas, un pantri gris metálico, las paredes de esta eran de
baldosas blancas traídas de la india; también había una biblioteca de miles de
años desde los textos sumerios, los barrocos, los románticos, góticos, hasta la
porquería más reciente; en su cuarto tenia las telas de Egipto y las más finas
lociones rusas y alemanas.
Una de esas tardes en que
ejercitaba sus alas desplumadas se llenó de sombra la habitación que se
iluminaba con el invento de Tesla, una lúgubre sensación y un frio demoniaco
azoto, junto a un viento recio que levanto las blancas cortinas, espejismos del
infierno entraron sin bienvenida, telarañas y ratas de ilusión, entraron
convirtiendo la casa en una cueva de alimañas; un espectro jovial y con una
armadura de batalla entro por la misma ventana, con las alas enteras, un brillo
oscuro y el frio del terror, del pánico, no inmuto al ángel anciano que durante
todo esto tomo su bastón, cuando acabo el espectáculo las sombras continuaban
ahí, pero el viejo dijo:
- ya puedes abandonar esa
ilusión viejo amigo-
-En otro tiempo hubieras tomado tu espada-
dijo aquel espectro
-puede ser, pero ni tú, ni yo
podemos sostener una pelea como aquellas-
-¿cómo está tu rodilla?- dijo
el espectro
-bueno, ¿qué decir? Aun duele
y ¿tu espalda?-
-¡matándome! Si supieras que
debo dormir sobre una tabla inca para poder sostenerme-
-¿quieres sentarte? Puedes
dejar tu velo de sombras sobre el sillón-
- muchas gracias Arqueos-
-Estaba a punto de poner agua
para café ¿quieres una taza?-
-si claro, pero ¿puedes darme
azúcar para la diabetes y un poco de leche en el café?-
- Si está bien, pero te debo
la leche y es que soy intolerante a la lactosa-
-está bien, la última vez no
traje pan del que te gusta pero esta vez sí, te traje unos “Relámpagos” (pan dulce Salvadoreño, con
relleno de poleada y cubierto de caramelo) los compre en aquella panadería de
El Salvador ¿Cómo se llama? Así El rosario-
-Muchas gracias Ammón, ya
estará el café, y ¿tus nietos?-
-pues la verdad está en un
viaje a atormentar las iglesias de la cristiandad-
-(risa de anciano) ¿te
recuerdas cuantas veces peleamos por aquellos que no nos recuerdan?-
-(risa de anciano) como
olvidarlo si me heriste con tu espada, en las batallas de las cruzadas-
-ya ¿hace mucho no?-
-si yo cumpliré dos mil
cuatrocientos setenta y tres años el próximo Walpurgisy tú-
-bueno yo dos mil cuatrocientos ochenta y
cuatro en diciembre-
-(risa) no puedo creer que ya
hayan terminado las ocho cruzadas-
-dicen que pretenden una
novena-
-si lo he escuchado-
-en la séptima cruzada fue que
nos conocimos ¿no?-
- si estabas herido y estaban
a punto de matarte, cuando yo llegue-
-(sarcasmo) si, tú eras el que
daría la orden-
-pero no la di (risa) sabía
que tus cuernos bastarían-
-claro que luego me dejaste
libre, pero cuando fuiste mi prisionero en el pandemónium, solo raspe tus alas
contra las peñas-
- (ambos rieron) ¡de que
sirven estos lastres!-
-si la verdad esto empezó de
una manera idiota-
-sabes que no puedo hablar de
eso en este pueblo-
-Lo se Arqueos-
-¿desde cuándo hacemos esto?-
-desde la octava cruzada, en
que nos expulsaron a vagar en estos
pueblos sin dios-
-(risa) pero debo aceptar que
los años han provocado que hagas un muy buen café-
-(risa) ¿Quién diría que un
ángel y un demonio se llevaran tan bien?-
- y decir que somos Ammón y
Arqueos, los generales de los principados y potestades-
-(risa) Amón ¿cuantas cosas
hemos visto?-
-muchas viejo amigo, la verdad
veía a prevenirte el ángel de la muerte vendrá por ti-
-lo se Ammón viejo amigo, pero
lo esperare dormido-
- ¿no intentaras detenerlo?-
-no Ammón es nuestro tiempo en
este universo nos veremos en el pandemónium o en el paraíso amigo-
-te veo allá Arqueos, amigo de
estrellas-
-es hora de que de vayas
Ammón fue un placer conocerte-
-lo mismo digo Arqueos, lo
mismo digo-
Ammón tomo su velo de ilusión,
y salió por la ventana sin ruido, Arqueos se recostó es las telas egipcias y
quedo profundamente dormido.
Luego de unas horas llego el
ángel de la muerte y se lo llevo sin su bastón, días después se reunió con
Ammón en la ciudad de Castigo, en el país Celeste.