domingo, 6 de enero de 2019

25/12/18



Es mi veinticinco de diciembre,
acostado entre risas, recuerdos
de parques, ponches y pirotecnia
pensaba en tu nombre,
en tu collar desgarrado y en la camisa que usabas habitualmente.

Es mi veinticinco de diciembre
y entre las cosas que extraño
tú inocente alegría
y la sonrisa que me provoca decir tu nombre,
en qué debí haber cerrado mi puerta hace meses.

La nostalgia me invade
en una imparable bebida navideña
y entre el olor a pólvora barata,
encuentro el carmín de tus labios
y el aroma imperfecto de tu cuello,
sé que si te llamo esta navidad
lloraras por mi recuerdo,
por el daño
y querrás que hagamos un encuentro,
pero no lo haré,
porque aunque te extraño
vale más mi orgullo navideño,
vale más escuchar a Aniceto
junto a la sonrisa que me provoca
el amor filial.

Es veinticinco de diciembre y más
allá de las mentiras
te recuerdo con cariño.


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